Les presento a mi compañero de piso en Beijing: un pequeño felino chino al que he llamado Mordisquitos. Los que sigan la serie Futurama pensarán que soy un poco freak del universo animado de Matt Groening... pero no, se llama así por méritos propios.
Lo adopté en noviembre del año pasado, cuando tenía unos dos o tres meses. Ahora debe rondar el medio año de edad, pero sigue igual de travieso que el primer día, incluso más porque se ha hecho más grande, tiene colmillos más afilados y sabe usar sus uñas. Hoy me despido de él por unas tres semanas. Se mudará a casa de mi colega francesa Geneviève, gran amante de los gatos, donde podrá compartir juegos y peleas con otros dos bichos de su especie, según me cuentan más pacíficos.
Desde que nos mudamos a Douban Hutong#2 (el año pasado vivíamos en Douban Hutong#5), Mordisquitos está descubriendo su pasión por explorar el edificio. Cada vez que entra o sale alguien se escabulle entre las piernas y huye hacia los pisos superiores. Su primera vez fue durante la house-warming party del 14 de enero. Cuando se empezaban a ir los invitados, aprovechó que la puerta estaba abierta para explorar los pasillos y las escaleras del edificio. Nos organizamos para buscarlo y, al cabo de unos minutos, mi tocaya Alma llegó con él en brazos.
Ayer volvió a hacerlo cuando vino a casa la que será mi compañera de piso a partir de mediados de febrero, Tian Wei. Cuando llegué vi sus cosas sobre el sofá y sentí la ausencia del gato. Inicié la búsqueda por las escaleras superiores y al rato me topé con Mordisquitos en brazos de Tian Wei. "Este gato es muy travieso", me dijo; "ni que lo digas", pensé.
Lo adopté en noviembre del año pasado, cuando tenía unos dos o tres meses. Ahora debe rondar el medio año de edad, pero sigue igual de travieso que el primer día, incluso más porque se ha hecho más grande, tiene colmillos más afilados y sabe usar sus uñas. Hoy me despido de él por unas tres semanas. Se mudará a casa de mi colega francesa Geneviève, gran amante de los gatos, donde podrá compartir juegos y peleas con otros dos bichos de su especie, según me cuentan más pacíficos.
Desde que nos mudamos a Douban Hutong#2 (el año pasado vivíamos en Douban Hutong#5), Mordisquitos está descubriendo su pasión por explorar el edificio. Cada vez que entra o sale alguien se escabulle entre las piernas y huye hacia los pisos superiores. Su primera vez fue durante la house-warming party del 14 de enero. Cuando se empezaban a ir los invitados, aprovechó que la puerta estaba abierta para explorar los pasillos y las escaleras del edificio. Nos organizamos para buscarlo y, al cabo de unos minutos, mi tocaya Alma llegó con él en brazos.
Ayer volvió a hacerlo cuando vino a casa la que será mi compañera de piso a partir de mediados de febrero, Tian Wei. Cuando llegué vi sus cosas sobre el sofá y sentí la ausencia del gato. Inicié la búsqueda por las escaleras superiores y al rato me topé con Mordisquitos en brazos de Tian Wei. "Este gato es muy travieso", me dijo; "ni que lo digas", pensé.
Y hoy por la mañana, cuando llegó mi profesor particular de mandarín, se escapó de nuevo aprovechando que le abría la puerta. Esta vez, sin embargo, tardé más tiempo en encontrarlo, incluso lo di por perdido. Entonces pensé que lo mejor sería avisar a los vecinos de que a Mordisquitos le gusta explorar el edificio y que no sabe volver a casa. Le pedí a mi profesor que me ayudase a escribir el texto en caracteres para hacer un cartel informativo con su fotografía incluida y pegarlo por el edificio. En breve estará en Diarios de China, así como el seguimiento de las aventuras de Mordisquitos y las reacciones de los vecinos, que ya van conociendo mis excentricidades de mujer occidental.
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