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Poesía

viernes, 6 de febrero de 2009

"En la noche tranquila"
Pienso en la noche
delante de la cama la luna brilla
encima de la escarcha está la duda
miro arriba y hay luna llena
miro abajo y añoro mi tierra


夜思 [yè sī]
床前明月光 [chuáng qián míng yuè guāng]
疑是地上霜 [yǐ shì dì shàng shuāng]
舉頭望明月 [jǔ tóu wàng míng yuè]
低頭思故鄉 [dī tóu sī gù xiān]

Li Bai (李白), poeta chino de la dinastía Tang

Mordisquitos, un gato explorador

jueves, 5 de febrero de 2009

Les presento a mi compañero de piso en Beijing: un pequeño felino chino al que he llamado Mordisquitos. Los que sigan la serie Futurama pensarán que soy un poco freak del universo animado de Matt Groening... pero no, se llama así por méritos propios.
Lo adopté en noviembre del año pasado, cuando tenía unos dos o tres meses. Ahora debe rondar el medio año de edad, pero sigue igual de travieso que el primer día, incluso más porque se ha hecho más grande, tiene colmillos más afilados y sabe usar sus uñas. Hoy me despido de él por unas tres semanas. Se mudará a casa de mi colega francesa Geneviève, gran amante de los gatos, donde podrá compartir juegos y peleas con otros dos bichos de su especie, según me cuentan más pacíficos.
Desde que nos mudamos a Douban Hutong#2 (el año pasado vivíamos en Douban Hutong#5), Mordisquitos está descubriendo su pasión por explorar el edificio. Cada vez que entra o sale alguien se escabulle entre las piernas y huye hacia los pisos superiores. Su primera vez fue durante la house-warming party del 14 de enero. Cuando se empezaban a ir los invitados, aprovechó que la puerta estaba abierta para explorar los pasillos y las escaleras del edificio. Nos organizamos para buscarlo y, al cabo de unos minutos, mi tocaya Alma llegó con él en brazos.
Ayer volvió a hacerlo cuando vino a casa la que será mi compañera de piso a partir de mediados de febrero, Tian Wei. Cuando llegué vi sus cosas sobre el sofá y sentí la ausencia del gato. Inicié la búsqueda por las escaleras superiores y al rato me topé con Mordisquitos en brazos de Tian Wei. "Este gato es muy travieso", me dijo; "ni que lo digas", pensé.
Y hoy por la mañana, cuando llegó mi profesor particular de mandarín, se escapó de nuevo aprovechando que le abría la puerta. Esta vez, sin embargo, tardé más tiempo en encontrarlo, incluso lo di por perdido. Entonces pensé que lo mejor sería avisar a los vecinos de que a Mordisquitos le gusta explorar el edificio y que no sabe volver a casa. Le pedí a mi profesor que me ayudase a escribir el texto en caracteres para hacer un cartel informativo con su fotografía incluida y pegarlo por el edificio. En breve estará en Diarios de China, así como el seguimiento de las aventuras de Mordisquitos y las reacciones de los vecinos, que ya van conociendo mis excentricidades de mujer occidental.

Un@s vienen, otr@s se van, l@s hay que seguro regresan...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Al poco de llegar a China e integrarse en la comunidad de expatriad@s de cualquier gran ciudad, un@ toma consciencia del ir y venir conforme la dinámica de despedidas y bienvenidas se va repitiendo.
Esta semana he recibido a dos colegas y he despedido a otra...
[continuará...]

Primer acercamiento al Maggie's

martes, 3 de febrero de 2009

Había oído historias del Maggie´s, especialmente de Marga, pero nunca había estado allí. Situado en un edificio de estética tradicional junto a la entrada sur del parque del Templo del Sol, en medio de complejos diplomáticos y el conocido barrio ruso de la capital, a simple vista desde el exterior parecía una pizzería italiana.
Es difícil definir a este club. Realmente es un prostíbulo, aunque dirigido exclusivamente a extranjeros.; pero no es un prostíbulo sórdido con recámaras incluidas, sino más bien una casa de citas en la que las señoritas no son chinas, sino mongolas.
[continuará...]

Lunes por la mañana: de camino al trabajo

lunes, 2 de febrero de 2009

7:23 am::: Después de eludir los engorrosos e inoperantes controles de seguridad de la entrada de la estación empleando la estrategia local clásica (mirar para otro lado y, si me detienen, responder con听不懂 [tīngbùdǒng] hasta varias veces si es necesario), me aproximo al andén de Dongshishitiao. Llega el metro, me siento y saco el libro que me ha traído Rita de España hace un par de días, dispuesta a leer la primera página... me sumerjo en la lectura del bestseller...

El puerto
El contenedor se balanceaba mientras la grúa lo transportaba hacia el barco. Como si estuviera flotando en el aire, el spreader, el mecanismo que engancha el contenedor a la grúa, no lograba controlar el movimiento. Las puertas mal cerradas se abrieron de golpe y empezaron a llover decenas de cuerpos. Parecían maniquíes. Pero en el suelo las cabezas se partían como si fueran cráneos de verdad. Y eran cráneos. Del contenedor salían hombres y mujeres. También algunos niños. Muertos. Congelados, muy juntos, uno sobre otro. En fila, apretujados como sardinas en la lata. Eran los chinos que no mueren nunca. Los eternos que se pasan los documentos de uno a otro. Ahí es donde habían acabado. Los cuerpos que las imaginaciones más calenturientas suponían cocinados en los restaurantes, enterrados en los huertos de los alrededores de las fábricas, arrojados por la boca del Vesubio. Estaban allí. Caían del contenedor a decenas, con el nombre escrito en una tarjeta atada a un cordón colgado del cuello. Todos habían ahorrado para que los enterraran en su ciudad natal, en China. Dejaban que les retuviesen un porcentaje del sueldo y, a cambio, tenían garantizado un viaje de regreso una vez muertos. Un espacio en un contenedor y un agujero en un pedazo de tierra china. Cuando el hombre que manejaba la grúa del puerto me lo contó, se tapó la cara con las manos y siguió mirándome a través del espacio que había dejado entre los dedos. Como si aquella máscara de manos le infundiera valor para hablar. Había visto caer cuerpos y ni siquiera había tenido que dar la voz de alarma, que avisar a nadie. Simplemente había depositado el contenedor en el suelo, y decenas de personas surgidas de la nada los habían metido todos dentro y habían retirado los restos con un aspirador. Así era como funcionaban las cosas. Todavía no acababa de creérselo, esperaba que fuese una alucinación debido al exceso de horas extraordinarias. Juntó los dedos para taparse la cara por completo y prosiguió su relato gimoteando, pero yo ya no entendí lo que decía.

"Gomorra. Un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la camorra"
Roberto Saviano

::: 前门到了[qiánméndàole]... we are arriving to Qianmen subway station... Alzo la vista y me detengo en las miradas de los chinos y chinas de mi alrededor, muchos de los cuales se levantan de sus asientos para salir del vagón. La lectura y su contexto me han dejado en un estado inquieto. Sigo hasta mi destino, Xuanwumen; sigo reflexionando sobre la vida y sus secretos...

8:35 am::: "News Analysis: New massive Gaza operation unlikely despite renewed"... para traducir...